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lunes, 29 de abril de 2013

El alma


Te quiero, te deseo 
Quiero besarte, acariciarte, 
Tocar tu piel, magrearte, 
Ensalivarte, acariciarte, 
Comerte entero, soñarte. 
Ahora si, soy culpable 
Llévame presa, Castígame 
Átame, fuérzame, azótame 
Ponme las esposas, 
Pellízcame, échame cera 
Humíllame, como desees. 
Pero ya te lo he dicho… 
Te deseo y te amo y no 
Te quiero perder

sábado, 20 de abril de 2013

Mi copa

Bebe de mi copa
y sacia tu sed de mi.
Libérate de los recuerdos
y crea recuerdos nuevos a mi lado.
bebamos de las mieles de la vida
saboreando los placeres del cielo.
Amémonos hasta llegar al paraíso
de nuestros anhelos.

Isaboa

viernes, 12 de abril de 2013

Trio en el trabajo 3º parte



Me senté en la mesa y Lucas me acerco el vaso de Burbón. Cuando bebía sonó el teléfono. Emilio lo cogió, era su mujer. Entonces me sentí maléfica y muy traviesa, me coloque bajo la mesa y comencé a hacerle una gran mamada mientras hablaba con su mujer. Notaba su placer y como tenía que controlarse para que no se le notara la voz de placer, eso me daba mucho morbo. Emilio le decía a su mujer que tenía un día muy duro por delante, que sería agotador, que no le esperara a comer que tenía un asunto importante entre manos, algo que no podía demorar más. Yo le succionaba su sexo con ansiedad, como si de un caramelo se tratara, o un helado, me encantaba. Cada vez más fuerte y más rápido, mientras él hablaba con su mujer con la respiración entrecortada. Colgó el teléfono y de pronto le sobrevino el orgasmo, como una fuente a gran presión que me llenó la boca y me manchó toda la cara goteando hasta mis pezones. Le limpie todo bien y me levante. Me vestí mientras los dos me miraban y me senté en la silla. Ellos se vistieron también. Me miraron y sonrieron. Lucas me guiño un ojo y saco un sobre de la chaqueta, miro a Emilio y dijo: Realmente tenias razón Emilio, tu secretaria es la más eficiente. Me dio el sobre, lo abrí. El puesto era mío. Ya lo habían decidido antes de que pasara nada. Lucas se despidió con un hasta luego y salió por la puerta. Emilio se quedo callado mirándome. Su mirada no era como siempre, dura y serena, ahora era gris y lasciva. Seguía habiendo deseo en su mirada. Me tendió la mano y me dijo. Enhorabuena, conservara su puesto por meritos propios. Cuando salía por la puerta le oí decir a mi espalda. Siempre la desee…

Isaboa